Día del Investigador Científico: Cuando la pasión por la ciencia florece en una pequeña sala de la UNViMe.


Día del Investigador Científico: Cuando la pasión por la ciencia florece en una pequeña sala de la UNViMe.
Dichos trabajos, fueron surgiendo en los últimos años en las materias Nanobioingeniería e Ingeniería Biomédica II, dictadas por los profesores Dra. Evelina Frontera y Mgter. Martin Alejos, donde colabora la Dra. Carolina Bessone.
Estas actividades tienen lugar en el Laboratorio de Microfabricación que, actualmente, funciona dentro del Laboratorio de Física, sito en la extensión áulica de Barrio Los Poetas, con participación activa de los alumnos del Club Estudiantil de Bioingeniería, supervisados por la Dra. Tania Rodríguez.
Contexto:
Cada 10 de abril, Argentina celebra el Día del Investigador Científico en homenaje al natalicio del Dr. Bernardo Houssay, Premio Nobel de Medicina en 1947 y referente indiscutido de la ciencia nacional.
En un contexto donde el sistema científico y las universidades públicas atraviesan un escenario complejo, con fuertes recortes presupuestarios, resulta aún más valioso destacar historias que encarnan la fuerza transformadora del conocimiento.
En la Universidad Nacional de Villa Mercedes, un grupo de estudiantes de la carrera de Bioingeniería decidió no esperar condiciones ideales para hacer ciencia. En cambio, tomaron la iniciativa y montaron, con sus propias manos, un laboratorio de microfabricación: el LabµFab.
Lo hicieron desde cero, con creatividad, ingenio y una convicción inquebrantable. El laboratorio funciona en una pequeña sala dentro del Laboratorio de Física, donde estos jóvenes están desarrollando dispositivos tecnológicos que, en el mercado, serían inaccesibles por su alto costo.
El LabµFab no solo es un espacio de formación práctica, sino un símbolo del espíritu universitario que se niega a rendirse. Allí, estos futuros ingenieros, están diseñando y poniendo a punto tecnologías en miniatura que servirán a las generaciones que vendrán. Utilizan materiales reciclados, conocimiento compartido y mucha vocación, demostrando que es posible innovar desde una universidad pública, en el corazón de San Luis, con recursos limitados, pero con un compromiso que desborda.
Este proyecto fue recientemente presentado a las autoridades universitarias con el objetivo de obtener reconocimiento institucional, un paso fundamental para consolidarlo como espacio de formación y de investigación. Lo que han construido estos estudiantes, sin financiamiento externo ni laboratorios de lujo, es un verdadero ejemplo de cómo se hace ciencia con el corazón.
Estas historias demuestran que hay jóvenes que apuestan al país y creen en el poder transformador de la universidad pública. En días como al que hacemos referencia en el encabezado, donde celebramos la labor de quienes investigan, es justo rendirles homenaje también a ellos: investigadores en potencia, con una convicción que no se recorta.


