Solsticio de invierno 2019: llega el frío al hemisferio sur

por | 21 Jun 2019

El solsticio de invierno ha sido para varias culturas un día de celebración y un símbolo de renovación.

A las 12.54 horas en Argentina, a las 11.54 en Chile y en Bolivia, y a las 10.54 horas en Perú dará comienzo la estación invernal en el hemisferio sur con el solsticio de invierno, que lleva aparejado la noche más larga del año. A partir de hoy comenzarán a aumentar las horas de luz, lo que continuará cuando se produzca el siguiente cambio de estación, el 23 de septiembre con el equinoccio de primavera, después de 93 días y 15 horas.

El comienzo de las estaciones astronómicas se establece por aquellos instantes concretos en los que la Tierra se encuentra en unas determinadas posiciones en su órbita alrededor del Sol. En el solsticio de invierno el Sol se sitúa en el punto más alejado del ecuador del planeta y el día y la noche alcanzan su máxima diferencia de duración porque el astro rey tiene su máxima declinación sur (-23º 27′) y durante varios días su mayor altura al mediodía no varía, de ahí que a esta circunstancia se le llame solsticio (“Sol quieto”) de invierno.

Los científicos toman como referencia cuánto tiempo se sitúa el Sol sobre el horizonte en el trópico de Capricornio. Durante el solsticio de invierno, el astro rey se encuentra sobre el horizonte 10 horas con 36 minutos. Es decir, la duración de la noche es de 13 horas y 24 minutos.

Los solsticios, por tanto, ocurren por la imperfección de la Tierra, ya que el planeta no está recto, sino que tiene una pequeña inclinación; en concreto de 23º y 27 minutos. Esa posición de la Tierra, junto al movimiento del Sol, hace que en el solsticio de invierno el Polo Sur esté más lejos del astro rey que el Polo Norte.

Este fenómeno astronómico ocurre porque la duración de una órbita terrestre es equivalente a algo menos de 365 y un cuarto de rotaciones terrestres (es decir, de días). Con ese cuarto se explica en el calendario gregoriano la introducción cada cuatro años de un día extra; el 29 de febrero de los años bisiestos. Sin embargo, hay más correcciones para regularizar ese cuarto anual de rotación terrestre, y es que el calendario actual por el que nos regimos elimina tres días bisiestos cada cuatro siglos.

Por ese motivo, cada año cambia el momento exacto de los solsticios, porque mientras que la duración de cada estación, la velocidad orbital de nuestro planeta y todos los parámetros físicos no cambian, nuestro calendario sí por ese cuarto de más cada año. De esta manera, cada año la hora e incluso el día de entrada de las estaciones cambia y los solsticios de invierno ocurren siempre entre los cuatro días que van del 20 al 23 de junio por estos ajustes.

Otra curiosidad sobre las estaciones astronómicas es que tal y como explica la segunda ley de Kepler, la velocidad a la que la Tierra recorre su órbita no es siempre la misma, y va más rápido cuanto más cerca está del Sol y más lenta cuanto más lejos, un poco como una piedra que se lanza en vertical hacia arriba y luego vuelve a caer. Esta situación explica por qué el invierno en el hemisferio sur dura aproximadamente cinco días más que el verano.

El solsticio de invierno, a semejanza de la Navidad en el hemisferio norte, cuenta con numerosas celebraciones ancestrales enraizadas con las culturas más antiguas del continente: por ejemplo, diversas localidades de Perú y del norte de Argentina celebran el Inti Raymi, una ceremonia inca que rinde homenaje al dios Sol y que coincide con la noche más larga del año. De hecho, en Machu Picchu aún hay una gran columna de piedra llamada Intihuatana que, literalmente, quiere decir “para atar al Sol”.

Fuente: El País

Foto: El invierno visto desde un parapente KACPER KOWALSKI