Día Mundial de la Meningitis

por | 24 Abr 2020

La Escuela de Ciencias de la Salud recuerda que la meningitis es una enfermedad de suma gravedad que afecta la médula espinal y el tejido de la membrana que rodea el cerebro, causando graves lesiones, discapacidad y en algunos casos, hasta la muerte.

Es una patología infecciosa que ocurre por la aparición de un virus o bacteria en el organismo, que causa una inflamación severa en las meninges.

Este padecimiento puede ser causado por otros agentes como los hongos o la aparición de lesiones tumorales o el cáncer. Si no se controla a tiempo, puede producir daño cerebral e incluso la muerte.

¿Cómo se contagia?

Lo más común es que la meningitis aparezca en las primeras etapas del desarrollo infantil, sobre todo cuando los niños no son vacunados en el período estipulado de los primeros seis años de vida. Sin embargo, la enfermedad puede ser trasmitida a cualquier edad, por algunos agentes contagiosos.

En los niños, puede ocurrir por trasmisión de algún contagio a través de la mucosa de la boca o la respiración.

En la población joven o adulta, puede ocurrir por medio de la tos, el beso o ingerir alimentos o bebidas que hayan sido tocadas por una persona infectada.

¿Cómo se previene?

La manera más adecuada de prevenir la meningitis es a través de las vacunas. Esto ayuda a combatir la bacteria llamada meningococo tipo A y C y el neumococo y que neutraliza su aparición en el organismo y en caso de aparecer, mata la bacteria.

Por lo general esta vacuna es aplicada en niños a partir de los primeros meses de vida. Es suministrada en varias dosis. Causa algunos síntomas leves y no puede ponerse si el menor presenta fiebre.

El peligro de no conocer bien la enfermedad

El problema real de la aparición de la meningitis, es que muchas personas no saben detectar a tiempo los síntomas que la producen y cuando ya la enfermedad está presente, a veces es demasiado tarde para el paciente.

En este sentido, saber reconocer estos síntomas es de vital importancia, sobre todo, en la población infantil, que es la más vulnerable en la mayoría de los casos. Como se propaga de manera rápida, las primeras horas de atención y tratamientos, son cruciales.

Síntomas

Una vez contagiada, una persona puede tener los primeros síntomas entre los dos y los diez días posteriores al contagio. En ocasiones tiene un comienzo brusco con síntomas similares a los de un catarro o una gripe. Los más frecuentes y que anuncian la gravedad son:

 

  • Fiebre alta.

 

  • Dolor de cabeza intenso.

 

  • Rigidez de la nuca. Esta rigidez consiste en la resistencia de la musculatura cervical a la flexión activa o pasiva de la cabeza, asociada a dolor local.

 

  • Vómitos bruscos.

 

  • Pérdida de consciencia.

 

  • Agitación, delirio y/o convulsiones.

 

  • Manchas de color rojo-púrpura en la piel.